Sol
La luz solar es fundamental para nuestras plantas, ya que les aporta la energía básica para que puedan crecer. Las hortalizas de fruto y las de raíz deben contar con, al menos, cinco horas diarias de sol, mientras que las de hoja requieren tres horas de exposición.
A la hora de producir en áreas urbanas, el sol constituye un recurso clave para la producción de alimentos y, junto con la tierra, son los recursos limitantes más frecuentes. La escasez de luz directa provocará que las plantas crezcan despacio, débiles y que tengan poco rendimiento y muchas enfermedades.
El agua es esencial para el desarrollo de las plantas. Debemos contar con agua suficiente y segura para el riego. Sobre todo en verano, le recomendamos disponer de fuentes de agua (canillas, mangueras, etc.) lo más cercanas a la huerta.
Es importante no regar con aguas inseguras como aguas servidas o que provengan de ríos o arroyos ubicados en zonas industriales. Estas aguas pueden estar contaminadas con bácterias peligrosas, residuos metálicos e hidrocarburos que pueden perjudicar nuestra salud.
Es importante no regar con aguas inseguras como aguas servidas o que provengan de ríos o arroyos ubicados en zonas industriales. Estas aguas pueden estar contaminadas con bácterias peligrosas, residuos metálicos e hidrocarburos que pueden perjudicar nuestra salud.
Semillas y plantines
Para realizar la siembra, necesitaremos semillas y plantines de especies hortícolas, aromáticas o florales. Algunos frutales como los cítricos –limoneros y quinotos, especialmente– y, en menor medida, los ciruelos y las higueras pueden cultivarse en macetas y contenedores.
Autor: Siembrambiental
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