El consumo de productos
es constante en el mundo y la basura también se multiplica por las urbes. Ante
este escenario, se da a conocer la oportunidad para emprender, a través de la
cultura del reciclaje.
Esta es la historia de
dos hombres que convirtieron la basura en oro y que hoy luchan por apoyar al
medio ambiente y mantener el negocio.
En 1994, la crisis
económica generada en México hizo que el negocio de Jaime Cámara se fuera a la
quiebra. Así fue como en 1995, el ingeniero industrial egresado de la
Universidad Anáhuac tomó la decisión de apostar por un negocio incipiente en el
país: la recolección de plásticos en los basureros.
Cámara Creixell y su
equipo de trabajo decidieron cambiar los trajes y vestidos formales por los
overoles, para ir a los basureros a buscar el PET. “Había un boom para reciclar
el PET y hacer fibras textiles”, dice el directivo.
Para 1996, ya eran los
acopiadores de plásticos post consumo más grande de América Latina y exportaban
el material hacia el vecino país del norte.
En 2006, el ingeniero
constituyó PetStar para ofrecer un plan en el que las embotelladoras del país
reciclaran sus botellas. Hoy, PetStar cuenta con la planta recicladora de PET
grado alimenticio más grande del mundo, la cual atiende al sistema Coca Cola de
México.
En 2007, el argentino
Pablo Kohan escuchó algo que lo obsesionó y le quitó el sueño. “Mi padre me
comentó que alguien estaba haciendo techos con el reciclado de Tetra Pak y
empecé a armar el proyecto e investigar. Hablé con gente de Tetra Pak y empecé
a ver la tecnología que había alrededor del mundo”, recuerda el director
general de Verdek Transformaciones Sustentables.
Durante 2008, Pablo
inició la búsqueda de capital para dar vida al proyecto Verdek y fue hasta 2010
que su idea generó una primera compañía que dejaría por un conflicto con sus
socios, y fue hasta 2013 que Verdek nació como en la actualidad opera.
La operación de la
planta en San Martín de las Pirámides (cerca de Teotihuacán), Estado de México,
logra reciclar cada mes 400 toneladas de envases Tetra Pak, que da paso a una
tonelada de celulosa blanca y 350 kilos de polialuminio cada dos horas.
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