Con arena y agua salada, los agricultores del desierto del Neguev están alimentándose ellos mismos y muchos más en Europa.
Imagine una vasta expansión de arena y rocas, una tierra desolada desde la prehistoria. Aquí en el sitio cuyo nivel es el más bajo de todo el mundo, más bajo que el mar mismo, donde el sol brilla en promedio 355 días del año y por lo menos si se tiene suerte caerá una pulgada de lluvia, y donde las temperaturas diarias pueden llegar a 120 °F se ubica el desierto del Neguev, que comprende dos terceras partes de todo el territorio de Israel.
Y de veras que parecen ser milagrosos los terrenos llenos de vegetales coloridos, madurados al calor del sol. Aún más sorprendente es la cosecha generada por medio de una ingeniería de riego con agua salada mezclada con agua dulce de los acuíferos subterráneos del Neguev. Eisenmann llama a esto “la divinidad de la ciencia moderna”.
El agua que se riega en el desierto del Neguev tienen 20 veces más sal que el agua potable. La desalinización es muy cara así que hemos desarrollado variedades de planta que absorben agua pero no sal; dice Menachem Perlmutter, el arquitecto de los asentamientos del Neguev. agrega, -nos tomó seis años de tormentas de arena y malas cosechas antes que pudiéramos balancear la biodinámica del agua, nutrientes, sal y sol.
En la agricultura con agua salada, existe un control a del nivel de sal al bombear contenido azucarado que agrega sabor a las frutas y vegetales, explica el doctor Zaban. He enterrado, salado, quemando al sol, abogado, y castigado una enorme cantidad de plantas y semillas con el fin de perfeccionar este tipo de cultivo en el desierto. Entre estos se puede mencionar el premiado tomate del Neguev en Europa por su excelente sabor y larga duración en las estanterías de los supermercados.
Lo verde intenso contrasta con el color del desierto, 4000 árboles enanos, de durazno densamente plantados en una manzana de terreno, proveen la misma cantidad de fruta por árbol como 160 árboles normales. Cerca de allí, unas plantaciones de trigo pequeño son capaces de producir 35% más por manzana que las plantas de tamaño normal en otras partes del mundo cuando están listas para cosecha.
En los años recientes, el cultivo con riegos de agua salada ha alcanzado récords y permitido que Israel exporte hasta el 50% de lo que produce en las cosechas. Ahora existen también campos de algodón que compiten con los ubicados en California, Arizona y Egipto; los sembradíos de maní son cuatro veces más grandes que los que están ubicados en Estados Unidos. En pocos años el Neguev será el granero de vegetales de Europa dice Shula Shacham, quien vive con su familia en el asentamiento Ein Yahav, al sur de Ne-ot Hakikar.
Tres veces al año, en Ein Yahav exporta melones, tomates, pimientos, dátiles, aguacates y otras clases de verduras o frutas hacia Europa mucho antes que las cosechas locales en esos países lleguen a los supermercados. Cada agricultor en el asentamiento cosecha tres o cuatro veces al año y cultiva por lo menos cuatro o cinco veces más que lo que un agricultor en Estados Unidos puede obtener al año.
Los regadíos de agua salada del desierto del Neguev consumen aproximadamente 300 millones de metros cúbicos al año. Se supone que existen grandes depósitos de bajo de todos los desiertos incluyendo el Sahara en África, donde las sequías y el hambre son comunes y las raciones de comida inadecuadas. Aquí en Israel, la desertificación le ha robado a las arenas millones de manzana de terreno, y cada año aumenta las tierras dedicadas a la agricultura.
Por tal motivo, el mundo está volteando sus ojos hacia el éxito en Israel y especialmente los cultivos en el desierto del Neguev, como un ejemplo para combatir los problemas de hambre en las zonas del mundo donde existe mayor aridez. La Sociedad Americana para la Ciencia de la Horticultura recientemente llamó a la agricultura automatizada en Israel “uno de los avances más significativos en la producción de comida en los pasados 100 años”. Por poner sólo un ejemplo, con la colaboración del departamento de agricultura de los Estados Unidos los agricultores israelitas están ayudando a las familias de los indios Navajo en el desierto de Arizona a utilizar mejor sus recursos acuíferos.
Autor: Siembrambiental
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