viernes, 12 de enero de 2018

Conectar con la Naturaleza

Baños Forestales, una Práctica Popular en Japón


Los “baños forestales” o “baños de bosque” consisten en sumergirse en la naturaleza en silencio y con los cinco sentidos atentos. Esta práctica (de origen japonés) posee beneficios tanto para la salud mental como física. Estar en contacto con la naturaleza puede atenuar el estrés, la ansiedad y el insomnio, mejorar el sistema inmunitario, reducir la presión arterial y combatir los estados depresivos.


¿Qué papel juegan en nuestra salud los denominados baños forestales? Según la investigación científica, estos espacios verdes pueden tener un papel importante en la prevención de algunas enfermedades ya que estar en contacto con la naturaleza beneficia nuestra salud y calidad de vida.

Estudios recientes han encontrado evidencias de que la exposición de nuestro cuerpo a la naturaleza puede atenuar el estrés; rebajar la ansiedad y el insomnio; mejorar el sistema inmunitario; reducir la presión arterial; y combatir el estado de ánimo depresivo, entre otros beneficios fisiológicos y psicológicos, según el Instituto DKV de la Vida Saludable (I-DKV).
Incluso apuntan, desde el mencionado instituto, que exponerse con regularidad a los entornos naturales, reduce la morbilidad (la cantidad de personas que enferman) y la mortalidad (aquellas que fallecen) en un lugar y lapso determinados.
Los bosques, que son uno de los elementos emblemáticos de la naturaleza, ya se están utilizando de forma sistemática en algunos países para aprovechar los efectos beneficiosos de la biosfera.
De acuerdo a I-DKV, desde 1982 en Japón se promueven los “baños de bosque”, una actividad que consiste en recorrer de manera relajada y silenciosa un ecosistema forestal y sumergirse en el entorno empleando todos nuestros sentidos.
En las consultas sanitarias japonesas, la exposición a la naturaleza se prescribe junto con las recomendaciones de dieta equilibrada o ejercicio físico regular, añaden.
El “shinrin-yoku”, como allí se le conoce, forma parte de sus políticas de medicina preventiva, y cuenta con cerca de dos millones de practicantes, según la institución.
También añaden que en Japón existen numerosos itinerarios forestales terapéuticos certificados por la Agencia Forestal de ese país asiático, donde incluso algunas empresas ofrecen sesiones a sus trabajadores como método para combatir los elevados niveles de estrés y competitividad a los que están sometidos.
Dar un paseo entre los árboles, sentándose, estirándose, observando los diversos elementos naturales y disfrutando de sus silencios y sonidos, es una actividad saludable que también se empieza a practicar en países como Corea de Sur, Australia, Alemania, Reino Unido y España, según esta fuente.

Lugar y Momento Ideal
“Cualquier época del año puede ser adecuada si las personas que realizan el paseo en el bosque se sientan confortables con la temperatura y las condiciones climáticas del entorno que recorren” explica a Efe Marta Pahissa Espluga, del I-DKV.
“Al tratarse de una actividad relajada y contemplativa, podría sugerirse realizar un baño de bosque durante un cambio estacional, como el otoño o la primavera, por la atracción visual que puedan despertar ciertas escenas forestales en el momento de transición de la vegetación y la fauna”, añade.
“Son ideales algunos itinerarios que se adentren en parques naturales protegidos por su alto interés forestal. En todo caso, es recomendable sumergirse en un entorno forestal de acceso público y seguro, alejado del ruido o de áreas altamente transitadas, con un sendero claramente señalizado y sin grandes desniveles”, apunta.
“Algunos guías prefieren pasear por bosques maduros -áreas forestales con árboles grandes y antiguos, y una gran biodiversidad de plantas y animales- señalando que disponen de una mayor concentración de compuestos orgánicos volátiles que se incorporarán y metabolizarán en el cuerpo”, prosigue.
“Pero se desconoce aún qué factores o combinación de factores, en los espacios naturales generan beneficios en la salud fisiológica y psicológica de nuestros cuerpos. La actual evidencia científica solo señala como recomendable para la salud el contacto directo con la naturaleza de forma habitual”, concluye.

Claves para conectar con lo natural


Esta es una de las invitaciones que hace el I-DKV a los “bañistas forestales”, centrada en este caso, en observar cuán placenteros pueden ser los sentidos.
  • Cierra los ojos y observa tus pies en la tierra, haz una respiración profunda y revisa cómo se siente tu cuerpo en ese momento.
  • Suavemente balancea y mueve tus brazos para tener una idea de tu cuerpo en el espacio.
  • Sintoniza la atención en tu piel y experimenta la temperatura del aire, ¿puedes sentir su movimiento?
  • Estáte pendiente ahora de tus oídos: escucha el sonido más leve que seas capaz de detectar, ¿estás cerca o lejos?
  • Sintoniza tu sentido del olfato: observa qué olores están presentes, ¿puedes identificar alguno?.
  • Pon ahora atención en tu sentido del gusto: saca la lengua, ¿qué observas con su lengua expuesta?
  • Por último, abre sus ojos y mira de nuevo el paisaje como si fuera la primera vez que lo estás viendo, ¿qué estás notando?
  • Camina tan silenciosamente como te sea posible, con todos tus sentidos en alerta completa.
  • Párate cuando algo te despierte la curiosidad y préstale toda tu atención, ¡casi como si tu vida dependiera de ello!
  • Intenta notar las cosas que se mueven a tu alrededor: ¿Qué movimiento puedes detectar cerca y en la distancia? ¿Las hojas o la hierba se balancean con el aire?
Autor: Siembrambiental

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